lunes, 4 de abril de 2011

Kami-sama, Hotoke-sama, dōka otasuke kudasai

Lo del Tao, vamos: si quieres abrir los ojos debes cerrar la boca.

Si sabes abrir muy bien la boca, a lo mejor entras en armonía con el resto de los instrumentos, ya sabéis: estalla el compás que todos siguen de otro y se maravillan, no con el espectáculo, sino con que haya uno.

Si abres demasiado los oídos. Ecos. Arpegios individuales que reconocer y admirar y recordar. Algo muy digno y francamente inútil.
Millones de grandes sentencias se han perdido en la memoria de sus oyentes.

Si cierras el pico, si ignoras el ruido, si introduces tus manos (o tus pies, o tu lengua...) en la materia y abres profundamente los ojos, sentirás la dirección hacia la que se abalanza el universo y presenciarás sus efectos en todo menos en ti.